Ermita de San Sebastián

Todo indica que, en épocas muy remotas, la ermita levantada por los valladinos al mártir Sebastián estaba ubicada junto al río, concretamente en la partida del Ramblar, próxima al lugar donde brotan las aguas de un manantial. Aún hoy se conserva el topónimo Camí de Sant Sebastià el vell para definir la senda que conduce desde el pueblo a este paraje. Probablemente este primitivo edificio sufriese las consecuencias de alguna riada que acabara por arruinarlo. Pero lo cierto es que, ya en el siglo XVI, la ermita dedicada a este mártir en Vallada se hallaba construida a los pies de la ladera umbría de la Serra Grossa, junto al camino que conduce a Ontinyent.El edificio fue objeto de diversas obras de reparación, ampliación y ornato a lo largo de esta centuria, y también de la siguiente, que fue cuando se adosó un porche a las puertas de su iglesia.

Pero, con todo, hoy sólo podemos aproximarnos al conocimiento de aquel edificio haciendo uso de la imaginación, pues ya entrado el siglo XVIII se derribaba la antigua ermita de San Sebastián, para dar paso a la construcción de un nuevo santuario con mayor capacidad y más acorde al gusto de su tiempo.

La nueva ermita de San Sebastián quedaba terminada en el año 1746, fecha que todavía se aprecia grabada en sus puertas de entrada.

Aunque el estilo barroco lucía en aquellos años en todo su esplendor, la iglesia de San Sebastián no se caracteriza precisamente por la abundancia de adornos en su arquitectura, antes al contrario destacan las líneas clásicas de su construcción. Es la riqueza de sus adornos pictóricos, la que nos transporta al siglo XVIII.