Iglesia San Bartolome

En el año 1564, bajo la dirección del maestro picapedrero Domingo de Gamieta, se iniciaba la construcción de la actual iglesia parroquial de Vallada.

El templo se concibió como una nave de ancha planta, sin crucero, con ábside poligonal de cinco lados, bóvedas de crucería y capillas albergadas entre contrafuertes, prescindiendo ya del arco ojival. El estilo empleado en estos primeros momentos de su construcción fue de transición al renacimiento, en el que todavía son de apreciar elementos del gótico tardío.

A los 20 años del inicio de las obras, estas quedaban paralizadas por falta de recursos económicos. El arquitecto Gamieta dejó construido el ábside, la actual antesacristía, cuatro capillas laterales –dos a la derecha y dos a la izquierda bajando el presbiterio- y la cubierta de la nave central en estas dos arcadas.

Después de una parálisis de más de un cuarto de siglo se reanudaron las obras de construcción de este nuevo templo de San Bartolomé, bajo la dirección del maestro picapedrero Jordà Selva. Esta segunda fase constructiva se desarrolló entre los años 1611 y 1620 aproximadamente.

El maestro Jordà aumentó la longitud del edificio mediante la adición de dos nuevas arcadas, con sus correspondientes capillas laterales, dos a cada lado. Aunque se vio precisado a utilizar las mismas proporciones que su antecesor, abandonó ya el empleo de la crucería pétrea en el abovedado de las capillas de nueva factura y en la nave central. Las cuatro nuevas capillas ejecutadas por Jordà eran ya menores en altura respecto de las levantadas por Gamieta. Sobre ellas situó el maestro otras tantas estancias abovedadas, abiertas a la nave mediante ventanas.

Jordà edificó también el campanario, en un estilo netamente renacentista, con la singularidad de haberlo levantado sobre una de las capillas laterales construida por su predecesor, lo que raramente suele verse en este tipo de construcciones.

El templo no había alcanzado aún toda su longitud. La presencia de la primitiva iglesia a sus pies hacía imposible la prosecución de las obras, pero permitía levantar una pared y cerrar el edificio para poderlo destinar al culto. Y, hecho esto, proceder al derribo de la primitiva iglesia, como sucedería en 1619.

Alrededor del año 1672, la iglesia de San Bartolomé de Vallada recibiría un nuevo impulso constructivo, que la haría alcanzar su longitud actual. Sería ahora Joachim Bernabeu, maestro de cantería, quien, siguiendo los mismos esquemas constructivos empleados antaño por Jordà, procedió a la ampliación definitiva del templo, añadiendo una arcada más, con sus correspondientes capillas laterales.

Entrado ya el siglo XVIII, unas nuevas obras iniciadas en 1711, o tal vez antes, fueron dirigidas por el maestro de geometría Mosén Juan Aparicio, natural de Enguera, y consistieron en la unificación estilística y de embellecimiento interior del templo, así como el levantamiento de su fachada y portada, adoptándose en ellas el estilo imperante en la época: el Barroco.

El día 30 de marzo de 1767, el Dr. Fray Joseph Espí, del hábito de Montesa y prior de la parroquia de Vallada, ponía la primera piedra de la capilla de la comunión, que se ejecutaba a expensas del común. A los cuatro años de su iniciación quedaban concluidas las obras de construcción de la misma, siendo bendecidas por el mismo prior el día 22 de agosto de 1771.

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